(2002)
Rafael Rey Rey
Dicen que para muestra basta un botón, pero en el caso del presidente Toledo no basta ni un montón….
Cada vez que habla lanza un torrente incontenible de ofertas, promesas y dislates que ya no caben en ninguna colección.
He aquí unas cuantas perlas –falsas- del hombre de Cavana, para formar un collar de fantasía.
Antes del 28 de julio viajó a Cajamarca y de repente se desapareció, en lo mejor de los actos programados, se esfumó en el avión presidencial y apareció nada menos que en Trujillo donde fue para saborear un cevichito norteño, con su canchita y su séquito.
El Acuerdo Nacional lo vistió con tan desproporcionado boato y pompa, que lo sustancial se perdió entre oropeles, “floro” y gestos huachafos.
Cierra calles y avenidas para impedir el acceso a Palacio de Gobierno y así evitar el lavado de pañales, pero el tiro le sale por la culata: Todo mundo y todos los medios de comunicación difundieron a nivel nacional e internacional la ocurrencia de Zaraí y su madre.
Visita a Bill Gates: mintió que había conseguido 50 millones de dólares, cuando en realidad sólo fueron 550,000, con software de “gancho”. Lo acompañó, en su costoso viaje, una comitiva compuesta por más de 30 personas. Total, más gastó que lo que consiguió. El pueblo paga, una vez más, los platos rotos.
Afirma en Lima que la privatización de San Gabán y la concesión del aeropuerto de Juliaca serían contrarios a los intereses de los puneños …. y después no quiere que el pueblo se levante y proteste furioso.
Durante el 28 de julio, en el mensaje a la nación el presidente Toledo empieza con un mea culpa incompleto, confuso e impreciso, sigue luego con una oferta de humildad y termina eufórico, cual mago fanfarrón, con una catarata de nuevas promesas de obras y proyectos que ya nadie –ni él mismo- cree.
Después de 28 de julio, va al desfile de las Fuerzas Armadas y en plena ceremonia patriótica se desaparece, otra vez se esfuma, ante la sorpresa general de autoridades así como de los hombres de prensa. Deja el estado oficial sin Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas que él dice “amar y respetar”… Luego, sorpresivamente, reaparece tan tranquilo, como si nada hubiera pasado……
Viaja a Tumbes pero sólo llega a Máncora, se queda en Punta Sal, para seguir disfrutando del sol, el mar, la canchita, el cevichito norteño y la adoración de su séquito. Total que más da, ¡el pueblo paga!.
Parece pues que nadie en Perú Posible se atreve a enrumbarlo por caminos de verdad y de cordura; o tal vez es que nadie en PP se atreve a ponerle el cascabel al gato, o la trampa al cuy.