(2006)

Rafael Rey Rey

Al discrepar, como discrepo, profundamente y con argumentos, de las posiciones de Miguel Jugo, Francisco Soberón o Sofía Macher, no recurro ni a la diatriba ni a la descalificación personal. Respeto a las personas. Pido el mismo respeto.

La tolerancia que ellos tanto exigen a los demás, los debería llevar a esgrimir argumentos en lugar de recurrir al insulto. Porque el insulto es el último recurso de aquel que no tiene argumentos.

Francisco Soberón y quienes piensan como él sostienen que hay que indemnizar sin distinción a las familias de todos los que ellos llaman “victimas” de la violencia “política”, es decir del “enfrentamiento entre dos bandos: las fuerzas armadas y los terroristas” entre los que se reparte proporcionalmente la responsabilidad de haber causado víctimas.

Mi posición es la siguiente:

  1. En el Perú no hubo un enfrentamiento entre dos bandos, ni una violencia “política”. Lo que hubo fue un ataque subversivo y genocida de los terroristas contra la sociedad y la sociedad se defendió a través de sus fuerzas armadas (que son parte de nuestra sociedad).
  2. Si cuatro delincuentes asaltan un banco y asesinan a dos empleados y el policía que cuida el banco mata a los dos asaltantes. En total las víctimas mortales son 4. Según Francisco Soberón, el 50% de las víctimas sería responsabilidad de los asaltantes y el 50% restante del policía. Ese es el criterio con que la llamada Comisión de la Verdad, asignó la responsabilidad sobre las víctimas.
  3. Así como, en el ejemplo del banco, lo sensato es asignar la responsabilidad de las 4 muertes a los asaltantes, en el análisis de la lucha antisubversiva lo racional es afirmar que el 100% de las víctimas es responsabilidad de los terroristas (incluyendo los contados casos de excesos en los que hay una corresponsabilidad de algunos miembros de las FF.AA, y en los que cabe, en justicia, considerar atenuantes).
  4. Si de lo que se trata es de prestar, como se debe, atención prioritaria a las zonas geográficas y a las personas que más sufrieron los embates del terrorismo, allí no cabe diferencia ninguna. Pero si de reparaciones económicas se trata, es lógico y prioritario atender a los familiares de las víctimas del terrorismo (empezando por policías y militares) y de los contados casos de excesos producidos en la lucha antisubversiva, pero ni es lógico ni es sensato pretender, como pretenden algunos, indemnizar a los familiares de los terroristas, como si no hubiese diferencia entre unos y otros.

Esos son mis argumentos. Que Miguel Jugo y Francisco Soberón, en lugar de insultar, expliquen con sinceridad los suyos. Si los tienen.