(2012)
Rafael Rey Rey
Ex Ministro de Defensa
El Presidente Humala está mortificado con el Ministro de Defensa por la cantidad de errores absurdos que contienen los recientes Decretos Legislativos sobre las FFAA. Parece que el Ministro Cateriano no los revisó bien o ni siquiera los leyó.
Cuando el año 1991 se presentó en el Congreso una acusación penal contra un ex ministro de Pesquería del primer gobierno de Alan García, se formó una comisión investigadora en la Cámara de Diputados que emitió su dictamen acusando al ex ministro.
En los días previos al debate estudié en profundidad el dictamen y llegué a la conclusión de que era un mamaracho y que no había suficientes indicios para acusar.
Así lo dije en la reunión de la Comisión Política de Libertad y los demás diputados de nuestra bancada recriminaron mi intención de votar en contra de la acusación. Días después la acusación fue aprobada por mayoría en Diputados pero luego rechazada en el Senado por las mismas razones que yo advertí. Era un mamaracho.
Por las presiones políticas no voté, como debía, en contra de la acusación. Tampoco voté a favor. Me abstuve. Fue la primera y la última vez que no voté como mi conciencia me decía que debía hacer y el malestar, por no haberlo hecho, me duró varios días. Hice el propósito de nunca más traicionar a mi conciencia. Lo he cumplido. Por eso varias veces he votado en solitario y en sentido inverso a lo que votaron todos los demás parlamentarios. Desde entonces nunca me ha importado ser el único voto en contra.
Pero volviendo al año 91, recuerdo que el día de la votación intentaba convencer a mis colegas de bancada para que votáramos en contra y discutí con Pedro Cateriano que repetía vociferando y con altanería que todos “teníamos” que votar a favor. Recuerdo que entonces le pregunté: Has leído el informe y el dictamen? Su respuesta me dejó frio: “No y no me interesa leerlos. Es un aprista y se trata de acusarlo. Así que voy a votar a favor de la acusación”. Entonces me di cuenta de lo que era capaz Cateriano por enemistad, antipatía, resentimiento o prejuicio!
Aunque en este caso no se trate del honor de una persona, quizás ahora le ha pasado lo mismo. Ni siquiera leyó los Decretos Legislativos de su propio sector. Ahí están las consecuencias. Se molestó su jefe.