(2003)

Rafael Rey Rey

Quiero respaldar, con estas consideraciones, el planteamiento de la Coordinadora para el desarrollo de Tambogrande, plasmado en un documento firmado por Raúl Silupú y Pedro Palacios, a nombre de más 40,000 tambogradinos con sentido común, que proponen compatibilizar el cultivo del campo con la explotación minera, para salir de la pobreza. Ellos dicen, y tienen razon, que Tambogrande está “sumido en el abandono y en la miseria teniendo, paradójicamente, una de las riquezas más importantes no sólo de Piura sino del Perú”.

Le piden al Ministro de Energía y Minas, “informe a todos los tambograndinos, a la brevedad posible, los beneficios que traería la explotación de la Mina Tambogrande o ¿qué desventajas traería?. ¿Afectará el medio ambiente? Estas y muchas otras interrogantes deben ser resueltas por el Gobierno”.

También manifiestan que después “de haber viajado más de mil kilómetros desde Tambogrande, le han hecho entrega al Presidente del Congreso Carlos Ferrero Costa más de 10 mil 800 firmas de tambograndinos de respaldo al desarrollo, de respaldo al proyecto minero y sobre todo con la esperanza de tener un futuro mejor para nuestros hijos”.

Tambogrande tiene, efectivamente, además de un valle muy fértil, una rica mina polimetálica en el subsuelo de su población y en una parte de su territorio rural. Afirman estos pobladores que están cansados de oir solamente la defensa del campo y del medio ambiente, pero no de la actividad minera. Por ello, son “críticos del Frente de Defensa de Tambogrande”, que apela a la violencia para impedir el progreso de la ciudad.

Quiero manifestar mi simpatía por el esfuerzo de tantos piuranos que buscan el desarrollo mixto de agricultura y minería beneficie de manera directa a la población de ese departamento norteño, tanto mediante la creación de trabajo y tratamiento de la riqueza minera, cuanto en mecanismos de otro tipo, compatibles con nuestro ordenamiento jurídico y económico.

Muchos países han demostrado que es perfectamente posible el desarrollo productivo con la conservación de la naturaleza, que no hay porque contraponer una con la otra. Es urgente desterrar la demagogia de quienes irresponsablemente buscan aplausos y réditos electorales engañando al pueblo con la falacia de que la minería es incompatible con la agricultura.

Espero que Tambogrande no tenga que ponerse en la larga lista de oportunidades perdidas, que se inicia con el guano, el caucho, etc. y termina con Egasa y Egesur, sino que la legislación, la serenidad de las autoridades, y la decisión política del Gobierno conduzcan a la población norteña no sólo a no seguir oponiéndose al desarrollo y al progreso, por información incompleta sesgada o falsa, sino a hacer causa común, de la que la Coordinadora para el Desarrollo de Tambogrande es un ejemplo, para beneficio de todos. En favor del desarrollo de Tambogrande, de nuestra querida Piura y de nuestro país.