(2003)

Rafael Rey Rey

Si Diez Canseco (JDC) tiene derecho a sostener que “existe una concertación “aprofujimorista” para cuestionar la labor y el informe final de la Comisión de la Verdad (C.V.)”, donde Julio Favre y yo representaríamos al sector fujimorista, los demás tenemos derecho de afirmar que existe una concertación marxista-senderista donde JDC, representa al sector marxista, que le hace el juego al terrorismo con sus insultos a todo aquel que no coincida con sus opiniones, así como con sus ataques a las fuerzas armadas y a la policía nacional.

Si Diez Canseco tiene derecho a sostener que “no es coincidencia que distintas personas estemos criticando a la C.V., por sus desatinos, cuando está por emitir su informe final”, los demás también tenemos derecho a afirmar que no es una coincidencia el saludo de Néstor Serpa Cartollini a Diez Canseco con un “hola Javier” en el secuestro de la Embajada de Japón y que no es tampoco coincidencia, que JDC fuera liberado casi de inmediato por Serpa y sus secuaces para que JDC empezara a predicar la necesidad de un “acuerdo político” con el MRTA. Y que tampoco es coincidencia que cuando el gobierno de Toledo, por quien él votó, decreta el estado de emergencia JDC haya corrido a Puno para instigar a la población y que ahí se produjeran los lamentables sucesos que costaron la vida de una persona y las heridas de muchos efectivos de las fuerzas del orden, que no hacían otra cosa que cumplir con su deber y que hoy están injustamente detenidos.

Si Diez Canseco tiene derecho a sostener que lo que pretende Favre con sus opiniones respecto de los errores de la C.V. “es que no se sepa lo que ocurrió en las dos décadas de violencia”, los demás tenemos derecho a sostener que lo que pretende Diez Canseco es que el Perú piense que los culpables de la violencia no fueron los terroristas que atacaron a la sociedad sino los militares y los policías que la defendieron.

Si Diez Canseco tiene derecho a considerar “que detrás de la propuesta de que se suspenda la presentación del informe de la C. V. por el rebrote subversivo, existe el interés de ocultar las responsabilidades de casos como el Frontón en 1986, los demás tenemos derecho a sostener que detrás de las propuestas y declaraciones de Diez Canseco existe el interés de denigrar a las FF.AA. y de olvidar los casos como los de Chuschi, Lucanamarca, Huancasancos (donde asesinaron a 70 campesinos), Tarata, Canal 2, Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho, María Elena Moyano, Uchiza, Erusco, Huanta, la misión de Cutivireni, las torres de alta tensión, los coches bomba y tantos miles de miles de vidas humanas que ha costado y sigue costando la violencia genocida de los terroristas.

Algunos como Diez Canseco creen que hay que “buscar” la verdad. Muchos creemos que los peruanos ya conocemos la verdad: los terroristas iniciaron un ataque genocida a la sociedad peruana y está se defendió a través de sus fuerzas armadas y policiales que son parte de la sociedad y no como algunos sostienen la contraparte en conflicto con los terroristas. La guerra no ha sido ni es entre los terroristas y las fuerzas del orden. La guerra es entre los terroristas y la sociedad que se defiende, con todo derecho, a través de sus fuerzas del orden. Nadie justifica los excesos que algunos cometieron “pero hay algunos” que critican más esos excesos y mucho menos las acciones terroristas que fueron, todas ellas, “excesos” o propiamente, ahí sí, delitos de lesa humanidad.