(Nov 2008)

Rafael Rey Rey

Los medios de comunicación internacionales y las instituciones especializadas han afirmado que “el Perú está de moda”. Se refieren al extraordinario flujo de inversiones que se viene produciendo desde hace dos años. Los sectores son muy diversos: agroindustrial, forestal, minero, manufacturero, energético, comercial, turístico, petrolero, pesquero, etc. Era de esperarse ese escenario. A las riquezas naturales y oportunidades que el Perú posee, y a las cualidades que distinguen al trabajador peruano se unieron los claros mensajes que el Presidente García se encargó de transmitir al país y a la comunidad internacional en relación a los principios que regirían su gobierno: la estabilidad económica, jurídica y política; la simplificación administrativa; el fomento de la inversión privada y de la libre competencia; la acción subsidiaria del Estado para impulsar la descentralización política y productiva del país, la modernización de sus instituciones, la inversión en infraestructura y la reforma educativa y de salud; la moralización y la austeridad en la función pública; y como consecuencia de lo anterior una lucha eficaz contra el subdesarrollo y la pobreza.

El Perú sigue firme en el rumbo de fomentar las inversiones de todo tipo, con especial empeño en las inversiones de la industria de valor agregado en cualquiera de los sectores de la actividad productiva. Pero estas líneas tienen el propósito de resaltar las oportunidades que presenta el sector de la pesquería.

En los últimos 2 años hemos introducido una serie de reformas en el sector pesquero que lo modifican sustancialmente para asegurar la sostenibilidad de nuestra riqueza marítima (límites máximos de captura por embarcación , vedas y ordenanimiento de pesca), el cuidado del medio ambiente (límites máximos permisibles de efluentes y emanaciones), la pesca limpia, el respeto a los derechos de los tripulantes, la defensa efectiva de la pesca artesanal y un reglamento de sanciones con carácter disuasivo. El resultado ha sido el ordenamiento del sector que beneficia al país, a los inversionistas, a los industriales, armadores y pescadores y a la competitividad del sector.

Es conocida la riqueza pesquera del Perú gracias a los beneficios de la Corriente de Humbolt que recorre de sur a norte toda la costa peruana. Somos los mayores productores y exportadores del mundo de harina de pescado pero nuestra riqueza hidrobiológica marítima estimada en una biomasa de 15 millones TM. no es todavía adecuadamente aprovechada en su enorme potencial para el consumo humano directo (CHD). Nuestra flota extrae anualmente entre 5 y 6 millones TM de anchoveta (engraulis ringens) para transformarla en harina, pero para CHD se extraen sólo 80 mil TM de anchoveta y poco más de 1 millón de otras especies como jurel, caballa, atún, merluza, bonito, espada, corvina, lenguado, perico, calamar gigante, pejerrey, etc. Es evidente el potencial de crecimiento en esas pesquerías que tienen un mercado nacional y mundial en crecimiento.

Pero es la acuicultura marítima y continental en el Perú la actividad del sector que más desarrollo promete por las favorables condiciones naturales que tenemos para la crianza de peces (trucha, tilapia, etc.) langostinos, y moluscos bivalvos (concha de abanico, c. navaja, etc.) y por la demanda cada vez mayor en el mundo para esos productos hidrobiológicos.

El Codex Alimentarius y la Organización Mundial del Comercio han autorizado la comercialización de conservas de sardinas elaboradas a base de anchoveta (engraulis ringens) y que empieza a ser conocida como la “Sardina del Pacífico”. Sólo EE.UU importó el 2006 más de 23 mil millones de dólares de productos pesqueros y más de 2 mil millones en conservas.

El Perú ha firmado Acuerdos de Libre Comercio con EE.UU, Canadá, Singapur y Tailandia. Estamos negociando otros con México y China y pronto se iniciarán las negociaciones con la Unión Europea, Japón y Corea. Esa es otra oportunidad para las inversiones en el sector pesquero peruano.