(Perú 21. No lo quisieron publicar, 2008)

Rafael Rey Rey

Estimado Augusto: Invocando la tolerancia a la que te refieres en tu columna “Por los caminos del Señor”, me permito agradecerte anticipadamente por la publicación de estas líneas.

En tu opinión, el último artículo del presidente García es “un ejercicio de intolerancia con quienes osan discrepar con sus planteamientos”. No me parece. ¿Por qué otros pueden criticar al gobierno y el presidente no puede criticar a sus críticos?.

Si escribir lo que se piensa esgrimiendo argumentos fuera una señal de intolerancia ¿Cómo habría que llamar a la crítica basada en suposiciones, a la diatriba que algunos exhiben, a los insultos que otros profieren?. Decir lo que se piensa no es ser intolerante. Es evitar hacer demagogia. La “tolerancia” (del latín “tolerantia”) … es “permitir un mal para no impedir bienes mayores”. La demagogia es una forma de intolerancia. No discierne el error, permite todo, porque considera que todo es relativo y tolerable.

Lo que hace el presidente es señalar el error que cometieron -y todavía cometen- quienes por seguir las recetas del estatismo, del populismo y del comunismo llevaron a sus países a la ruina económica y a la miseria social.

En mi opinión lo que sucede es que en el Perú hay demasiados autoproclamados “expertos”. Sobre los que no he encontrado mejor definición que la que con ironía y precisión ha dado Vittorio Messori: “personas cuyo trabajo principal consiste en explicar cada cierto tiempo –previo cobro de honorarios- por qué se equivocaron en todas sus predicciones”.

Sobran “expertos” a los que algunos medios consultan demasiado y faltan personas con sentido común y sencillez que sepan imitar los exitosos caminos que otros han sabido recorrer. Conocemos el Indice de Desarrollo Humano y el Indice de Gini. Es una pena que falte un índice que mida qué hacen las naciones que crecen y desarrollan y qué hacen las que decrecen y se empobrecen.

Las afirmaciones, los argumentos y las cifras que sustentan las opiniones del presidente son tan contundentes que lo que parece molestar a esos “expertos” es que se las recuerden. La demagogia impide ver que aunque la pobreza siga existiendo, el Perú está haciendo lo que hacen las naciones que crecen, se desarrollan y alivian la pobreza.

Afirmas en tu columna que en su artículo “el presidente refleja su creencia de que lo que está haciendo su gobierno es suficiente para lograr….. reducir la pobreza en 30%”. Yo no encuentro en el artículo ni esa afirmación ni ese “reflejo”. Al contrario. No tienes por qué saberlo pero: No hay una sola sesión del consejo de ministros en que el presidente haya dejado de insistir en que hagamos más, más y más. Más austeridad. Más descentralización. Más simplificación. Más inversiones. Más rapidez. Más eficiencia en el gasto público, etc. etc.

El gobierno en general y el presidente en particular no están satisfechos con lo que se hace. Pero quienes se oponen al camino que se está siguiendo y plantean -si es que algo plantean- populismo, demagogia y estatismo, muestran también en mi opinión y estoy seguro que en la tuya (si recordaras tus opiniones cuando estabas en Apoyo), muestran digo, con todo respeto, “pobreza intelectual”. Salvo mejor parecer.