(2010)
Rafael Rey Rey
Ministro de Defensa
Augusto Álvarez Rodrich (AR), quien -según ha confesado hace poco- me considera “majadero porque le respondo” sus ataques (es que está acostumbrado a que le tengan miedo), es el único periodista que ha recogido una calumnia de “La Primera” contra mí para repetirla en su columna. No voy a ocuparme de la calumnia. No vale la pena. Lo que resulta increíble es la osadía y la desvergüenza de AR.
AR descalifica a todo aquel que participó o apoyó al gobierno de A. Fujimori (AF), pero esconde que él trabajó a sueldo para ese gobierno, y además en un puesto de confianza. En junio 1993, fue designado, por el propio Fujimori como miembro del Consejo Directivo de OSIPTEL, que entonces era un puesto de confianza. Fue ratificado en julio 96. Se le encargó la Presidencia de OSIPTEL nada menos que 13 veces. Se mantuvo en el cargo hasta noviembre 1998. Simultáneamente, en julio 1996 fue designado miembro de INDECOPI y en enero 1999 vicepresidente de una de sus comisiones. Recién renuncia en mayo 2002.
Durante ese período se produjeron: la Ley Cantuta (Feb 94), la Ley de re-Reelección (Ago 96), la destitución de magistrados del TC (May 97), la Ley Antireferéndum (Ago 98), la Absolución del Espionaje Telefónico (May 99), la corrupción en Popular y Porvenir (Oct 96), el retiro de la nacionalidad de Baruch Ivcher (Jul 97), el cierre de la señal abierta de TV para la oposición (Ene 2000), y los sospechosos pases al retiro de oficiales (Feb 2000).
Nunca he negado, porque no tengo el complejo de algunos, que como parlamentario, y por lo tanto sin trabajar para el gobierno, apoyé muchas de las cosas buenas que hizo AF, pero protesté y me opuse a todas las que acabo de mencionar. AR, en cambio, nada dijo! Nunca protestó! ¡Y siguió en el mismo cargo de confianza! No tiene pues autoridad moral para criticar a otros que, como él, trabajaron para Fujimori y lo hicieron de buena fe.
Pero hay más. AR tiene la osadía de hablar de “transparencia y de lobby”. Muy bien, tratemos eso. Mientras AR estaba en el Consejo Directivo de OSIPTEL, el Cepri Telefónico realiza un concurso “por invitación” (o sea, directo) para elaborar el plan de privatización de las acciones. ¿A quién le adjudica la buena pro? Al Consorcio APOYO CONSULTORIA-ARGENTARIA. ¿Quién firma el contrato como representante de este ganador? ¡Nada menos que el mismo AR, que además trabajaba en esa consultora! ¿Cuál era la retribución? Un mínimo fijo de US$ 940 mil, más honorarios de éxito acumulativos! No sé si las normas legales vigentes le impedían a AR, que integraba el directorio de OSIPTEL, actuar a la vez como representante del consorcio ganador. Pero… ¿Hubo la “transparencia indispensable” que AR ahora reclama tanto? ¿O, en su propia expresión, sólo un “Hakuna Matata” (“no hay problema”)?